El socialista Pedro Castillo, se adjudicó el martes 15 de junio la victoria en las elecciones presidenciales de Perú después de aferrarse a una pequeña ventaja con todos los votos contados, a pesar de que su rival en el balotaje, la derechista Keiko Fujimori, sigue comprometida a impugnar el resultado.
Castillo, un profesor y dirigente sindical, obtuvo 44 mil 058 votos más que Fujimori, quien hizo denuncias de fraude con pocas pruebas e intentó anular algunos votos. El resultado aún no es anunciado formalmente por las autoridades electorales, pero Castillo reclamó la victoria en Twitter.
Según la oficina electoral ONPE, Castillo logró el 50.125% de los votos de la segunda ronda electoral del 6 de junio.
“Un nuevo tiempo se ha iniciado”, dijo Castillo de 51 años, junto a una imagen de sí mismo con los brazos en alto, con la palabra “presidente” en letras grandes y su lema de toda la campaña: “No más pobres en un país rico”.
También actualizó su perfil de Twitter para incluir “Presidente electo de la República del Perú (2021-2026)”.
El proceso de conteo de votos se estancó por las impugnaciones de votos, pero aún hay pedidos en curso de nulidad de sufragios, la mayoría por parte la hija mayor del encarcelado expresidente Alberto Fujimori, una situación que podría dilatar por días el anuncio oficial de ganador.
El lider de izquierda refirió más temprano que es respetuoso de las autoridades electorales, pero las instó a asumir la responsabilidad de terminar cuanto antes el proceso y rechazó pedidos de anular las elecciones por parte de sus opositores.
La ajustada elección, la más polarizada en décadas en Perú, dejó expuestas fracturas en la sociedad peruana.
Un grupo de altos oficiales retirados de las fuerzas armadas cuestionó el lunes 14 de junio, la labor del jurado electoraly algunos políticos de derecha que apoyan a Fujimori plantearon hasta anular los comicios por supuesto “fraude”.
Uno de ellos fue Jorge Montoya, militar retirado del partido de Fujimori que ingresó al Congreso con una de las votaciones más altas, quien pidió por Twitter anular el proceso.
El partido de Castillo rechazó acusaciones de fraude y los observadores internacionales del proceso en Lima manifestaron que las elecciones fueron transparentes.
Castillo se reunió con diferentes políticos y autoridades locales, en un esfuerzo por buscar puentes y acercamientos para un eventual gobierno. Uno de ellos fue el excandidato presidencial centrista Julio Guzmán, que dio su respaldo y reconocimiento como ganador de las elecciones.
Los peruanos que votaron por Castillo en la segunda vuelta electoral se impacientaron.
Ricarte Vásquez, de 32 años, oriundo del norte de Cajamarca, calificó el estancamiento actual como “vergonzoso” cuando vendía un refrigerio de desayuno con camote frito y yuca en un concurrido cruce de Lima donde los minibuses recogen pasajeros.
“Si Keiko hubiera ganado, ya estaría decidido”, dijo. “Voté no sólo por un cambio de gobierno, sino también por un cambio en el país”, agregó Vásquez, que espera que la situación de los trabajadores informales como él, muchos de los cuales sufrieron un duro golpe por la pandemia, cambie con Castillo como presidente.
Para finales del martes 15 de junio, simpatizantes de Fujimori convocaron por las redes sociales a una marcha, y planean hacer un “plantón” frente al Jurado Nacional de Elecciones en Lima.
En los últimos días se realizaron marchas de partidarios de ambos candidatos en Lima.
Castillo, que busca reescribir la Constitución, recibió ya el saludo adelantado de líderes y mandatarios de izquierda de América Latina, algo que enojó al gobierno, que pidió a la comunidad internacional esperar los resultados finales.
De confirmarse los resultados, la victoria de Castillo supondría un impulso para la izquierda en la región. El socialista procede de una zona pobre del norte de Perú y motivó a los votantes rurales, enfadados por sentirse relegados en el crecimiento económico del país.
Con información de medios internacionales
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