El derrumbe de la estatua de un traficante de esclavos del siglo XVII en la ciudad portuaria inglesa de Bristol fue elogiado por algunos como un reconocimiento tardío del pasado imperialista de Gran Bretaña y denunciado por otros como un acto criminal. Una de las figuras más influyentes de Bristol, el reservado artista callejero Banksy, ha propuesto una nueva presentación de la estatua de Edward Colston que, dijo, capturaría el drama y el debate.
En escenas transmitidas en todo el mundo, manifestantes contra el racismo que participan del movimiento global Black Lives Matter derribaron la estatua el domingo y la arrojaron al puerto de Bristol.
“Aquí hay una idea que satisface tanto a los que extrañan la estatua de Colston como a los que no”, dijo Banksy en Instagram.
“Lo arrastramos fuera del agua, lo ponemos de nuevo en el zócalo, le atamos el cable al cuello y le ponemos algunas estatuas de manifestantes de bronce en tamaño real en el acto de derribarlo. Todos felices. Un día famoso conmemorado”, agregó.
Colston hizo una fortuna con el tráfico transatlántico de esclavos y luego realizó donaciones a una serie de causas benéficas en Bristol. Varias calles y edificios en la ciudad llevan su nombre.
Conocido por sus ingeniosas obras de arte que a menudo abordan temas poderosos de asuntos mundiales, Banksy ya había reaccionado al evento que desató las protestas globales: la muerte del afroestadounidense George Floyd, después de que un oficial de policía blanco lo estranguló con la rodilla.
Banksy publicó la obra el sábado representando la bandera de Estados Unidos encendida por una vela que forma parte de un memorial a una figura negra, anónima y recortada.
Con información de medios internacionales
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