Brasil amaneció de luto. Petrópolis, conocida como “la ciudad imperial”, quedó destrozada por las lluvias que dejaron unos 94 muertos, miles de personas sin hogar y un número aún desconocido de desaparecidos, que amenaza con elevar la cifra de víctimas.
Hasta el miércoles por la noche fueron “confirmadas 94 muertes”, informó en su último balance la Defensa Civil del estado de Rio de Janeiro.
Una cifra que continúa creciendo con el correr de las horas, tras el temporal que en la tarde del martes provocó casi 300 deslizamientos en la ciudad serrana, ubicada a 68 km al norte de Rio.
“Fue la peor lluvia desde 1932. Es un escenario de guerra”, declaró el gobernador de Rio de Janeiro, Cláudio Castro.
Varias vías de Petrópolis quedaron convertidas en ríos correntosos que arrastraron todo al pasar y dejaron un reguero de viviendas reducidas a escombros y vehículos apilados entre el agua y el barro.
Algunos puntos de la ciudad recibieron hasta 260 milímetros de lluvia en menos de seis horas, un volumen superior a la media histórica para todo febrero (240 mm), de acuerdo con la agencia meteorológica MetSul.
Unas 24 personas fueron rescatadas con vida.
El Ministerio Público de Rio de Janeiro dijo que 35 personas fueron “registradas” como desaparecidas en su servicio de localización de personas, aunque los bomberos y otras autoridades a cargo de los rescates no confirmaron un número oficial de desaparecidos.
Videos viralizados en redes sociales y trasmitidos por las televisiones mostraron imágenes escalofriantes, como el de personas intentando salir del interior de autobuses totalmente sumergidos en medio de la corriente, o la historia de una madre que perdió a su bebé de 1 año.
“Por momentos pienso que es una pesadilla, que despertaré y ella estará aquí. Esperé 9 años para quedar embarazada, para hacerlo bien, tener condiciones, y solo pude disfrutar un año junto a mi hija”, confesó Giselli Carvalho al portal de noticias G1.
La ciudad está en “alerta máxima” y el panorama era devastador tras revelarse el estrago causado por la lluvia.
Una ciudad cubierta de tierra y lodo, pilas de carros convertidos en chatarra que fueron arrastrados con la fuerza de las corrientes de agua, y cientos de personas desconsoladas por la pérdida de sus seres queridos y sus hogares.
La gente está desubicada, desesperada e intenta conseguir respuesta de unas autoridades que a su vez están concentradas en encontrar personas con vida bajo los escombros.
Buena parte de la ciudad está destruiday sin servicios, y las 25 escuelas que tiene el municipio dejaron de enseñar para convertirse en albergues.
El gobernador de Río de Janeiro, que viajó en la víspera al municipio, describió que la situación en la ciudad era “casi de guerra”.
La gente, sin embargo, no pierde la esperanza de encontrar con vida a sus seres queridos y no ahorra esfuerzos para ayudar en las búsquedas a los bomberos y a los agentes de Defensa Civil, aunque la desesperaciónpredomina.
En el lugar de la tragedia, una madre cavaba sin cesar con sus manos el lodo que cubría la que era su casa, según acompañó, con la esperanza de encontrar con vida a su hija, una situación que se observa repetidamente en distintos puntos de la ciudad.
Conocida como la “ciudad imperial”, por haber sido la preferida de Pedro II, el último emperador de Brasil, Petrópolises una de las ciudades más turísticas del estado de Río de Janeiro (sureste).
Aunque el palacio imperial y la catedral se mantienen en pie, el centro histórico de la ciudad quedó convertido en un lodazal.
Para Paulo César Rocha, ingeniero de la Universidad Fluminense y experto en infraestructura, “difícilmente alguna ciudad en el mundo habría podido aguantar” un temporal como el que vivió la víspera Petrópolis.
La ciudad está construida entre pendientes y valles y fue el derrumbe de esas cuestas lo que ocasionó la catástrofe, por lo que, según el especialista, es necesario realizar un análisis de riesgo de todas las demás pendientes que puedan derrumbarse.
Con información de EFE
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