El presidente venezolano Nicolás Maduro parece contar con otro “milagro” para salvar a sus ciudadanos del COVID-19 y ahora promueve una solución secreta de la que no ha presentado evidencia científica alguna, pero que asegura es capaz de vencer al nuevo coronavirus.
Sin embargo, hasta este martes su gobierno no había publicado ninguna evidencia y ha mantenido en secreto el nombre de la “mente brillante de Venezuela” que está detrás, afirmando que necesitaba proteger a esa persona, mientras que científicos nacionales y extranjeros se muestran escépticos.
La Academia Nacional de Medicina local señaló que se “supone que es un derivado del tomillo”, una hierba conocida desde la antigüedad por tener un “potencial nutricional y terapéutico”, pero no dijo nada más.
Esta no es la primera vez que el líder venezolano promueve una cura.
En octubre notificó a la Organización Panamericana de la Salud que científicos venezolanos descubrieron una molécula que anulaba la capacidad de replicación del nuevo coronavirus. El gobernante no ha hablado sobre las conclusiones de ese desarrollo desde entonces. También ha promovido un té especial de hierbas que, según afirma, lo puede defender del virus y otras dolencias.
Otros líderes también han recurrido a soluciones rechazadas por estudios científicos. El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el brasileño Jair Bolsonaro promovieron obstinadamente un medicamento contra la malaria, a pesar de que estudios repetidos lo encontraron ineficaz y posiblemente peligroso.
El nuevo coronavirus no ha afectado a Venezuela con tanta fuerza como a otros países sudamericanos como Brasil, Ecuador y Perú, aunque muchos expertos dicen que es probable que se deba a que las sanciones contra el gobierno de Maduro han limitado drásticamente los viajes, profundizando el aislamiento del país después de años de crisis política, económica y social.
Maduro aseguró que el tratamiento, al que llamó “carvativir”, se ha probado durante nueve meses entre los venezolanos enfermos con el coronavirus. Dijo que planea distribuirlo a nivel nacional y también a otras naciones.
El doctor David Boulware, profesor de medicina y médico de enfermedades infecciosas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Minnesota, destacó la falta de evidencia científica.
La Academia Nacional de Medicina de Venezuela señaló que sería “es prudente esperar por mayores datos de las pruebas del Carvativir, según los protocolos internacionales”.
Venezuela ha sido desde octubre parte de las pruebas de la vacuna Sputnik V de Rusia, un aliado incondicional del gobierno de Maduro. El gobierno venezolano firmó un contrato en diciembre con Rusia para comprar la vacuna, pero no está programado que las inoculaciones comiencen antes de abril.
Rosa Colina, de 58 años, dijo que las autoridades deberían hacer más para que los venezolanos se vacunen lo antes posible, y comentó que colegas en un centro de salud de su barrio y algunos vecinos murieron a causa del COVID-19.
Con información de medios internacionales
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