Fecha de hoy15 noviembre, 2024

Fondos extranjeros, donativos, impuestos y criptomonedas: qué se sabe sobre cómo se financia Hamás

Su compleja red financiera es difícil de entender y está envuelta en secretismo, extendiéndose mucho más allá de los límites de la Franja de Gaza.

Hamás, designado como una organización terrorista por Estados Unidos y la Unión Europea, se encuentra marginado en términos financieros, enfrentando sanciones desde hace décadas y careciendo de acceso al sistema bancario internacional.

A pesar de estas limitaciones, como quedó demostrado el pasado 7 de octubre con su sorpresivo ataque a Israel mediante miles de cohetes, drones y otros dispositivos tecnológicos, el grupo militante parece no carecer de recursos.

¿Cómo logra financiarse? Su brazo armado, conocido como las Brigadas de Ezzedin al Qassam, ha llevado a cabo numerosos ataques y atentados suicidas contra Israel en el pasado.

Destrucción en Gaza.

La destrucción de Gaza en las sucesivas guerra y el bloqueo de Israel han dejado a sus habitantes dependientes de ayuda internacional humanitaria.

Además de sus actividades militares, Hamás gobierna y administra un territorio habitado por más de 2,3 millones de personas y supervisa a unos 50,000 funcionarios. En su papel como organización política y social, recauda impuestos y recibe ayuda internacional tanto de gobiernos extranjeros afines como de organizaciones caritativas. Sin embargo, como evidencian los ataques del 7 de octubre, también ha logrado acceder a recursos militares.

Este grupo islamista cuenta, además, con una oscura cartera internacional de inversiones que utiliza frecuentemente las criptomonedas como medio para eludir las sanciones internacionales.

Qatar

La pequeña nación del Golfo, reconocida como una de las naciones más prósperas del mundo, fue uno de los escasos gobiernos, junto con Turquía, que respaldó a Hamás después de su fractura con Al Fatah en 2007. Cuando Israel implementó el bloqueo sobre Gaza ese mismo año, Qatar decidió proporcionar asistencia humanitaria a los palestinos en la Franja.

En 2012, el jeque Hamad bin Jalifa al Thani, en ese momento emir de Qatar, se convirtió en el primer jefe de Estado en visitar Gaza bajo el gobierno de Hamás, comprometiéndose a ofrecer millones de dólares en ayuda, una asistencia que finalmente fue aprobada por Israel.

Según los analistas, Qatar brinda respaldo político a Hamás al permitir que sus líderes se establezcan en Doha desde 2012, cuando se vieron obligados a abandonar su sede histórica en Damasco debido a la guerra civil siria.

Figuras clave de Hamás, como Ismail Haniya, considerado líder de la organización, y Jaled Meshaal, su predecesor, tienen su base en la capital catarí, siguiendo el modelo que anteriormente adoptaron los líderes talibanes hasta que recuperaron el control de Afganistán en el verano de 2021.

De este modo, Qatar se ha convertido en un actor fundamental en las negociaciones con grupos considerados terroristas por las potencias occidentales, un papel que tradicionalmente desempeñaba Egipto y que en la actualidad está principalmente a cargo de Qatar, como ocurre en el caso de los rehenes israelíes secuestrados por el grupo miliciano.

Qatar, siendo uno de los principales aliados de Estados Unidos fuera de la OTAN, ha enviado a lo largo de los años miles de millones de dólares en ayuda humanitaria a los palestinos para mitigar las consecuencias del bloqueo israelí sobre Gaza. La insistencia de Doha es que estos fondos son destinados a los palestinos y no directamente a Hamás.

El monto exacto de esta ayuda no está claro, pero los analistas estiman que oscila entre los US$1.000 y US$2.600 millones desde 2014, contribuyendo a la reconstrucción de la Franja tras los numerosos conflictos con Israel.

Ismail Haniya y Hamad bin Jalifa al Thani en Gaza.

La visita a Gaza en 2012 del jeque Hamad bin Jalifa al Thani dio un fuerte respaldo al gobierno de Hamás, liderado por Ismail Haniya.

En 2016, el emir de Qatar, el jeque Tamim bin Hamad Al Thani, anunció una asignación de 113 millones de reales cataríes (alrededor de US$30 millones) para “aliviar el sufrimiento de los hermanos en la Franja y las graves dificultades financieras que enfrentan debido al injusto asedio que les impone la ocupación israelí”.

Estos fondos, entregados mensualmente, permitían cubrir parte de los salarios de los aproximadamente 50.000 funcionarios de Gaza, adquirir combustible para la red eléctrica y ayudar a las familias más necesitadas, que recibían un cheque mensual de US$100. La transferencia de fondos se realiza en coordinación con Estados Unidos e Israel, según explica Khaled el Hroub, profesor de Estudios de Medio Oriente de la Northwestern University de Qatar.

“Los dólares que ingresan a los territorios palestinos, incluida Gaza, son probablemente los más vigilados del mundo, ya que los servicios de inteligencia de Estados Unidos, Israel, Jordania y Egipto monitorean de cerca estas sumas, ya que parte del dinero ingresa a través de sus sistemas bancarios”, asegura el analista palestino, reconocido autor de varias obras sobre Hamás.

Este dinero se transfiere desde Doha a Israel y, durante mucho tiempo, ha llegado a Gaza en maletines llenos de billetes transportados por enviados cataríes a través del paso de Erez, al norte de la Franja. La distribución del dinero se realizaba a través de oficinas de correos y supermercados, llegando directamente a manos de funcionarios y familias necesitadas, todo con acuse de recibo.

Israel y Estados Unidos aceptaron estos pagos con la intención de “mitigar el problema de Hamás y Gaza, si no se podía resolver”, explica Matthew Levitt, analista del Washington Institute for Near East Policy.

Según Levitt, la idea era que “ofreciendo oportunidades económicas, las tensiones se reducirían, pero posteriormente se demostró que esta estrategia fue un error”.

Makram Khoury-Machool, director del Centro Cambridge para Estudios de Palestina, argumenta que Israel aceptó las transferencias de fondos “porque (el primer ministro) Benjamín Netanyahu se opone a una solución de dos Estados, como la propuesta por Hamás, y para evitar cualquier tipo de solución, manteniendo a Hamás en Gaza y prolongando la división interna palestina”.

Según Levitt y otros analistas en Estados Unidos e Israel, parte de ese dinero proveniente de la ayuda internacional termina en manos del brazo armado de Hamás, una acusación que también ha formulado en el pasado Al Fatah, el partido rival de Hamás que lidera la Autoridad Nacional Palestina.

Hamás ha negado siempre estas acusaciones. “No está claro cuánto, pero nadie que estudie el asunto lo pone en duda”, afirma Levitt, quien en el pasado asesoró al Tesoro de Estados Unidos en temas de financiamiento terrorista.

En cambio, Khaled el Hroub sostiene que no hay evidencia de ello y que el principal desafío económico de Hamás no es financiar al partido o a su brazo armado, ya que eso es relativamente sencillo. Según el analista palestino, lo más complicado es mantener a los millones de palestinos en Gaza que sufren, y Hamás siente esa presión.

El dinero de Qatar y la ayuda internacional, argumenta el analista palestino, “ha sido visto durante mucho tiempo como un analgésico, que trata los síntomas pero no aborda la raíz del problema”.

La principal organización de ayuda humanitaria en Gaza es la UNRWA, la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo. Su ayuda es distribuida directamente por sus equipos, los cuales son sometidos a controles previos, según explica a BBC Mundo una portavoz de la UNRWA.

Además, la agencia se somete a auditorías anuales realizadas por un órgano independiente. “Todos los pagos a contratistas, proveedores y personal se procesan a través de una entidad bancaria, la cual está sujeta a las normas sobre Financiamiento Contra el Terrorismo”, añade la portavoz.

Ismail Haniya y el ayatolá Ali Jameini.

El líder de Hamás, Ismail Haniya, se reunió con el ayatolá Ali Jamenei en Teherán el pasado 5 de noviembre.

Irán

Hamás forma parte de una coalición conocida como el Eje de la Resistencia, liderada por Irán y que incluye a Siria y al grupo libanés Hezbolá, compartiendo un fuerte sentimiento antiisraelí y antiestadounidense.

Para contrarrestar la influencia de Israel y garantizar su propia supervivencia, Teherán ha establecido una red de aliados en la región, brindando apoyo en forma de “financiación, formación, capacitación o armas”, según el análisis de Sanam Vakil, directora del programa de Medio Oriente y Norte de África de Chatham House.

Dentro de estos aliados se encuentra Hamás y otros grupos de resistencia palestinos, que han recibido un respaldo creciente de Irán desde la década de 1990, según Vakil. Según el Departamento de Estado de Estados Unidos, este respaldo se traduce en una financiación anual de alrededor de 100 millones de dólares destinada a Hamás, la Yihad Islámica y el Frente Popular para la Liberación de Palestina.

A pesar de las diferencias entre Hamás e Irán durante la guerra civil siria, cuando el grupo palestino se negó a respaldar a Bashar al Assad, la financiación iraní no cesó por completo. Matthew Levitt señala que, aunque hubo recortes en las actividades políticas, los fondos para el brazo armado de Hamás continuaron fluyendo.

Aunque no está claro el monto exacto que Hamás recibe anualmente de Irán, la BBC no obtuvo respuesta del Ministerio de Relaciones Exteriores iraní sobre la presunta financiación de Teherán a Hamás. Sin embargo, líderes de Hamás, como Ismail Haniya, han reconocido públicamente la contribución significativa de Irán, incluyendo aportes de hasta 70 millones de dólares para el desarrollo de su sistema de misiles, según una entrevista en el canal Al Jazeera en 2022 y declaraciones recientes de Ali Baraka, jefe de relaciones exteriores de Hamás, en el canal ruso Russia Today.

Un estanco en Gaza.

Muchos productos en Gaza, como el tabaco, están tasados con impuestos muy altos, lo que ha generado descontento entre la población.

Impuestos

Hamás, en calidad de gobernante de Gaza, obtiene ingresos mediante la recaudación de impuestos sobre las importaciones, incluyendo aquellas que llegan de contrabando a través de los túneles con Egipto, así como sobre otras actividades comerciales en la Franja.

La cantidad exacta de dinero que Hamás recauda mensualmente mediante impuestos no está clara. Las estimaciones varían desde los 15 millones de dólares reconocidos por el Ministerio de Finanzas de la Franja en 2016 hasta los 300-450 millones de dólares citados por analistas como Matthew Levitt.

Es evidente que Gaza, con una tasa de desempleo del 45% según la ONU y donde el 80% de la población requería ayuda humanitaria antes de la guerra, está sujeta a un nivel impositivo considerable. Khaled al Hroub destaca que Gaza y Cisjordania están bajo la misma burocracia a pesar de las grandes diferencias en los niveles de ingresos. Además, Hamás ha introducido impuestos adicionales a lo largo de los años “para compensar el bloqueo”, como tasas sobre cigarrillos, importación de pantalones vaqueros, vehículos y ciertos productos alimentarios considerados de lujo o no esenciales, según el profesor de la Northwestern University.

Según Levitt, cuando se imponen impuestos de manera extensiva y en aumento constante, esto termina siendo percibido como una extorsión y una práctica similar a la de las organizaciones mafiosas. El aumento de tributos y aranceles ha generado descontento entre la población, dando lugar incluso a protestas entre los importadores, que Hamás ha reprimido.

Cartera de inversiones

Según la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro de EE.UU. (OFAC), Hamás posee una Oficina de Inversiones internacional con activos estimados en alrededor de 500 millones de dólares. La OFAC indica que esta red incluiría empresas ubicadas en países como Sudán, Turquía, Arabia Saudita, Argelia y Emiratos Árabes Unidos. Según la OFAC, el Consejo de la Shura y el Comité Ejecutivo de Hamás, sus principales líderes, controlan y supervisan esta cartera de inversiones.

Milicianos de Hamás.

Israel y EE.UU. aseguran que la cartera de inversiones de Hamás sirve para financiar a su brazo armado.

El año pasado, la OFAC publicó una lista de funcionarios de Hamás, facilitadores y empresas que se utilizaron para ocultar y blanquear fondos, y Washington considera a Hamás una organización terrorista, sancionando a quienes operen con ellos. Entre las empresas mencionadas por EE.UU. se encuentran un holding minero sudanés, una inmobiliaria turca y una constructora saudita. El mes pasado, la OFAC anunció una segunda ronda de sanciones que incluye al representante de Hamás en Teherán y a miembros de la Guardia Revolucionaria iraní.

Criptomonedas y donativos

Hamás depende de donaciones provenientes de simpatizantes en los territorios palestinos, países árabes y fuera de la región, según Khaled el Hroub. Estas contribuciones, a menudo basadas en la premisa religiosa islámica del “zakat” o azaque, una parte de la riqueza personal que el Islam insta a donar para ayudar a los necesitados, han sido una fuente de financiación para Hamás.

Dado que Hamás es un movimiento multifacético con diversas ramificaciones, cuando busca dinero a través de estas fuentes de financiación no oficiales, no declara que los fondos vayan a respaldar su brazo armado. Según el autor de “Hamas: Pensamiento Político y Práctica” y “Hamas: Una Guía para Principiantes”, Hamás solicita fondos para escuelas, hospitales o campañas políticas en lugar de mencionar directamente el apoyo a sus operaciones militares.

Durante la Segunda Intifada, cuando EE.UU. lanzó su campaña contra el terrorismo para cortar la financiación a grupos considerados terroristas, Hamás logró recaudar entre 1,5 y 2 millones de dólares en un solo día en Gaza después de las plegarias del viernes.

Al intentar recaudar fondos a través de organizaciones benéficas, Hamás no presenta explícitamente que esos fondos se destinen a financiar sus actividades, sino que, según argumenta Matthew Levitt, una parte considerable de ese dinero se utilizará con fines militares.

A lo largo del tiempo, EE.UU. y otros países han condenado a varias organizaciones benéficas islámicas, como “Union of Good”, por sus presuntos vínculos con Hamás.

Un niño palestino y una urna con dinero y joyas.

Hamás se financia también gracias a los donativos que recauda enetre palestinos, como en esta colecta realizada en GAza en 2006, pero también en otras partes del mundo.

Desde 2019, algunas de esas donaciones se han realizado a través de criptomonedas. Según Ari Redbord, de TRM Labs, Hamás fue uno de los primeros en adoptar estas monedas digitales, utilizando principalmente Bitcoin y, desde 2022, la moneda digital Tron. Si bien las criptomonedas permiten transferir grandes sumas de dinero a través de fronteras de manera más rápida que las transferencias convencionales, su rastreo se ha vuelto más sofisticado, lo que ha llevado a gobiernos como el de EE.UU. e Israel a perseguir estos fondos destinados a Hamás con mayor eficacia.

En 2020, el Departamento de Justicia de EE.UU. confiscó 150 direcciones de criptomonedas asociadas a Hamás, que estaban recaudando fondos en plataformas como Telegram y páginas web. Además, las autoridades israelíes han confiscado cientos de direcciones en años recientes, llevando a Hamás a anunciar en abril de 2023 su decisión de detener la recaudación de fondos en criptomonedas debido a que sus donantes se estaban convirtiendo en objetivos.

A pesar de que los periodos de violencia suelen ser momentos de aumento en las donaciones, TRM Labs reporta que apenas se recaudaron unos 20.000 dólares

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