A las 6:30 de una mañana de finales de verano en París, bajo el ruido que emana de la estación de metro de Stalingrado en el noreste de la capital francesa, cientos de inmigrantes, en su mayoría hombres, se encuentran durmiendo apretujados debajo de un paso elevado. Algunos descansan sobre fragmentos de cartón y colchones viejos detrás de una valla empapada de orina, mientras que otros permanecen despiertos al borde de la calle.
Se corre la voz de que los autobuses del gobierno están a punto de llegar para trasladarlos. Algunos esperan con ansias, con la esperanza de que finalmente se les ofrezca refugio, mientras que la mayoría se siente confundida y temerosa, preocupada por ser forzada a abandonar París.
En los últimos meses, el gobierno de Francia ha estado trabajando en un plan para acelerar la reubicación de las personas sin hogar de París a otras regiones del país, como parte de un esfuerzo por aliviar la presión sobre los servicios de acogida de emergencia de la capital. Según el gobierno, cada semana entre 50 y 150 personas son trasladadas a uno de los 10 lugares dispersos por toda Francia.
Personas sin hogar duermen en viejos colchones y cartones bajo la estación de metro de Stalingrado, en el noreste de París. Crédito: Dalal Mawad/CNN
A pesar de que el gobierno niega cualquier relación con los Juegos Olímpicos que París acogerá en el verano de 2024, algunas organizaciones no gubernamentales y funcionarios electos creen que los Juegos son una de las razones detrás de la reciente activación de este plan de reubicación.
“Hemos escuchado que vendrían a llevarnos hoy, pero no estoy seguro de a dónde”, dijo Obsa, un refugiado político etíope de 31 años que habló con CNN bajo un seudónimo por temor a represalias. Obsa realizó un peligroso viaje a Francia en 2017, viajando desde Etiopía a través de Sudán y Libia, y luego cruzando el Mediterráneo hasta Italia.
Personas sin hogar cargan sus pertenencias en uno de los autobuses de París. Crédito: Dalal Mawad/CNN
A pesar de tener un trabajo a tiempo completo en París después de tantos años en la ciudad, no ha logrado encontrar un alojamiento permanente, principalmente debido a los elevados precios de alquiler en la capital y la limitada disponibilidad de viviendas sociales asequibles. Obsa tenía acceso a una vivienda de emergencia en un hotel, pero lo desalojaron cuando su esposa se unió a él. “Se negaron rotundamente. Me dijeron: no tenemos espacio para tu esposa”, recordó.
La mitad de las personas sin hogar del país se concentra en la región de Île-de-France, donde tienen acceso a más organizaciones benéficas, oportunidades de empleo y contactos personales.
Según el Ministerio de Vivienda, de las poco más de 200,000 personas sin hogar que se alojan cada noche en el país, 100,000 se encuentran en Île-de-France. En resumen, París no cuenta con suficientes refugios de emergencia para albergar a todos.
Mientras Obsa habla con CNN, un grupo de policías franceses se acerca y rodea la zona. Varios autobuses grandes bloquean la calle, con letreros que indican destinos como “Burdeos” y “Marsella”, ciudades ubicadas a cientos de kilómetros de la capital. Personal y voluntarios de organizaciones humanitarias locales, junto con la Policía de París, dialogan con los migrantes, quienes parecen desconcertados ante la situación.
Las autoridades informan a los migrantes a través de un megáfono que pueden abordar uno de los autobuses con destino a Marsella o Burdeos, donde se les proporcionará alojamiento. A aquellos que deseen quedarse en la capital se les alienta a demostrar que tienen un contrato de trabajo a largo plazo, aunque ni siquiera eso garantiza un lugar donde quedarse. “No puedo irme, tengo un contrato de un año”, dice Obsa, quien trabaja como administrador informático. “Tengo que quedarme al menos en la región de Île-de-France”.
Desde abril, un total de 1,800 personas sin hogar, en su mayoría migrantes, han sido trasladadas fuera de París, según datos proporcionados a CNN por la Delegación Interministerial para el Alojamiento y el Acceso a la Vivienda (Dihal), un organismo gubernamental que combina los Ministerios del Interior y Vivienda. La Dihal informa que se han establecido unos 10 albergues temporales regionales, conocidos como SAS, en todo el país para recibir a los recién llegados de París, con una capacidad de hasta 50 personas por SAS.
“Todo esto ocurre en un momento crucial, en el que también está la preparación de los Juegos Olímpicos”, dijo Yann Manzi, fundador de Utopia 56, una ONG francesa que trabaja con migrantes sin hogar. “La incapacidad del Estado para hacer frente a la realidad de lo que está sucediendo en las calles de París significa seguir dejando sin apoyo a miles de personas que han llegado a nuestro territorio”.
En 2022, Francia recibió 155,773 solicitudes de asilo, según el gobierno. El ministro del Interior, Gerald Darmanin, ha dicho en varias entrevistas televisadas que Francia acogería a los refugiados políticos, pero mantendría cerradas sus puertas a los migrantes que llegaran ilegalmente al país y que no enfrentaran persecución en su país de origen. Según las cifras gubernamentales, alrededor de 20,000 migrantes irregulares fueron deportados en 2022.
En una entrevista televisada, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, enfatizó que el país estaba haciendo su parte para ayudar a los migrantes que llegaban a las costas europeas, gastando alrededor de 2,000 millones de euros al año en alojamiento de emergencia para personas sin hogar. Sin embargo, señaló que Francia simplemente “no puede acoger toda la miseria del mundo”.
En un debate parlamentario el 5 de mayo, el exministro de Vivienda, Olivier Klein, afirmó que las personas sin hogar de Île-de-France tendrían que ser trasladadas a otras regiones debido a la pérdida de plazas de alojamiento de emergencia causada por la rescisión de contratos públicos con hoteles en París.
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