¿Te acuerdas de aquel primer diente de la infancia que terminó debajo de la almohada? Pues a partir de ahora el entrañable ratoncito, que por la noche se lo llevaba a cambio de dejar una golosina de regalo, podría irse sin nada, pues la ciencia reveló algo impresionante.
Los dientes de leche son como cofres que guardan en su interior un tesoro que podría curar a su hijo en un futuro.
Así lo dice un reciente estudio del Centro Nacional para la Biotecnología de los Estados Unidos que revela que las piezas dentales contienen células madre que, por haber estado menos expuestas a daños medioambientales, pueden ser de gran ayuda para regenerar otras partes del cuerpo dañadas. Y sin riesgo de rechazo.
Bajo el reclamo “Guarda un diente, salva una vida“, en Estados Unidos han comenzado a proliferar los bancos de dientes de leche. Y desde allí se están extendiendo al resto del mundo.
Esto se debe a que los dientes son una valiosa fuente de células madre, las que se encargar de dar origen a los tejidos y órganos como el hígado, el corazón, los huesos o los ligamentos. Es lo que se conoce como medida regenerativa
En España, donde los odontólogos consultados reconocen que esta es una práctica todavía “muy poco conocida” entre los ciudadanos, ya hay clínicas que ofrecen la conservación de pulpas dentales, la parte interior de las piezas donde se encuentran las células mágicas. “Esta es una apuesta de futuro”, resume con cautela el doctor Antonio Montero, presidente del Colegio de Odontólogos de Madrid.
Conservarlas no es barato. Los precios oscilan entre los 600 y los 2.500 euros anuales, y el interesado podrá disponer de sus células madre dentales durante 20 o 25 años. ¿Lo haría usted por su peque?
Los dientes y la medicina regenerativa
Descubiertas en el año 2000, las células madre de los dientes de leche no sólo podrían tener un papel destacado, opina Montero, en el campo de la llamada medicina regenerativa. También son objeto de deseo de antropólogos y estudiosos de la evolución.
De hecho, desde 2014 el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), en Burgos, ha logrado recoger más de 2000 dientes de leche procedentes de donaciones particulares de toda España. A cambio cada donante recibe un certificado como ayudante del ratón Pérez.
Se trata de una acción de ciencia ciudadana, a la que se han sumado la Universidad de Cantabria y la de Extremadura, la de Oviedo y la Asociación Andaluza de Antropología Física, cuyo objetivo es reunir una colección de dientes deciduos o primarios, para estudiar las enfermedades priodontales y la evolución humana o el dismorfismo sexual en poblaciones actuales, y la caracterización morfométrica de la dentina (la capa que se encuentra justo debajo del esmalte del diente), que serán de utilidad tanto en evolución humana como en el ámbito forense.
No todos los dientes funcionan
No todos los dientes son válidos, reconocen los especialistas. Únicamente se pueden utilizar los de leche o los de personas adultas (a ser posible con menos de 40 años), especialmente las muelas del juicio. Y que se encuentren en buen estado.
No pueden estar empastados, con fisuras o roturas, sino que deben ser dientes sanos. Para aprovechar sus virtudes “es necesario extraer bien el diente y preservar las pulpa en un lugar estéril”, explica el odontólogo Pedro Guitián, al frente de la clínica viguesa que lleva su nombre.
Fuente: Milenio
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