Con iluminación futurista y pulsos de pop galáctico, la cantante despegó ayer con su Lifetimes tour en la Arena CDMX.
La Ciudad de México fue propiedad de Katy Perry. A las afueras de la Arena CDMX todo parecía un mapa de colores pastel, neón y lentejuelas, como si hubiera sido hackeada por un videojuego retro-futurista programado por la cantante estadounidense.
Afuera del recinto no se hablaba de otra cosa: entre puestos de orejitas de conejo, coronas con LEDs, cobijas estampadas con la imagen de la artista y las clásicas imágenes de una “Santa Katy”, los fans se preparaban para el primer concierto de The Lifetimes Tour, una gira que arranca en México.
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