Fecha de hoy6 julio, 2024

Little Haiti, el barrio pobre de Miami que se está convirtiendo en un imán de millonarias inversiones

Cuando arribaron las camionetas repletas de alimentos, las mujeres se aglomeraron rápidamente junto a la verja de la iglesia Peniel de Nazareno en un afán por ser las primeras en recibir un plato, después de haber esperado bajo el sol de Miami por más de dos horas.

Una vez que obtuvieron la comida, se dirigieron a pie por las calles de Little Haiti, sin sospechar que su vecindario se encuentra en una especie de tesoro oculto.

A pesar de su aspecto desolado y la clausura de muchos de sus establecimientos, tanto ellas como pocos podrían imaginar que el valor de las propiedades, algunas de ellas modestas casas afectadas por el paso del tiempo, ha alcanzado niveles extraordinarios.

Calle Little Haiti

“Cada vez hay menos haitianos”, dice el inversor Peter Ehrlich.

A primera vista, el barrio no revela ser un imán para inversiones millonarias, donde una casa pequeña se vende por medio millón de dólares, simplemente porque las excavadoras aún no han iniciado la remoción del terreno. Pero están a punto de hacerlo. Con los permisos ya concedidos, se llevará a cabo la construcción del Distrito de Innovación de la Ciudad Mágica (Magic City Innovation District), un proyecto inmobiliario de más de US$1.000 millones que está transformando de manera irreversible la Pequeña Haití.

Similar a una miniciudad, el proyecto contempla la edificación de aproximadamente 17 edificios, algunos de ellos con hasta 25 pisos, 2.600 viviendas, hoteles, oficinas y centros comerciales en distintas fases durante varios años.

Reina Cartagena

Reina Cartagena tiene un restaurante de comida hondureña en la Pequeña Haití.

Además, se tiene prevista la construcción de una línea de tren que incluirá una estación en la Pequeña Haití, conectando así el noreste de Miami en los próximos años.

“El barrio cuenta con una ubicación muy estratégica”, afirma Tony Cho, uno de los fundadores de Magic City, y esta es una de las razones principales que lo convierten en un atractivo para los inversores.

Casi contigua al lujoso Design District (donde se encuentran las tiendas de marcas de lujo más exclusivas del mundo), al bohemio Wynwood y a las mansiones frente al mar del Upper East Side, la Pequeña Haití también se sitúa en la ruta entre el aeropuerto internacional y Miami Beach.

Mural Little Haiti

“Históricamente la gente negra ha sido desplazada”, dice Alexandre.

Se evidencia un marcado contraste económico, social y racial entre la Pequeña Haití y los vecindarios circundantes. La gentrificación, definida como la renovación de áreas urbanas empobrecidas que implica el desplazamiento de la población original por otra con mayor poder adquisitivo, está avanzando rápidamente en diversas partes de Miami, siendo la Pequeña Haití una de las más afectadas. Los primeros migrantes haitianos que llegaron a Miami a finales de los años 60 para escapar del régimen autoritario de François Duvalier se establecieron en Lemon City, que ahora es conocida como la Pequeña Haití.

Little Haiti

Una de cada cinco personas del barrio son latinas.

Con el transcurso del tiempo, algunos miembros de la comunidad fundaron pequeños negocios que impulsaron una economía local. Durante las décadas de los 90 y 2000, se observó un esfuerzo significativo para revitalizar el barrio, con la apertura de restaurantes de comida haitiana, peluquerías, tiendas y botánicas que venden artículos espirituales.

En ese período, se realizaron murales de Serge Toussain, los cuales, según el artista, buscaban “preservar la herencia” y rendir homenaje a los antepasados que lucharon por la libertad de Haití. Posteriormente, en el corazón del barrio, se erigió el icónico Centro Cultural como una réplica del original “Iron Market” de Port-au-Prince.

 

“Tengo pocos clientes”

De aquel impulso inicial para revitalizar la economía y las tradiciones locales, hoy apenas queda rastro.

Actualmente, la principal arteria de la Pequeña Haití, la Segunda Avenida del Noreste, se encuentra desolada, con muchos de sus negocios cerrados o al borde de cerrar. Inversionistas inmobiliarios han estado adquiriendo edificios y viviendas que lucen deterioradas, donde el valor comercial radica en el terreno más que en las construcciones. Incluso pequeñas casas de madera se comercializan por medio millón de dólares, una cifra asombrosa para un vecindario de bajos recursos.

Frantz Lahans comversa con Francois Alexandre

Frantz Lahans conversa con Francois Alexandre sobre su orden de desalojo.

Numerosas tiendas locales han tenido que cerrar, y los pocos establecimientos que aún resisten exhiben carteles desteñidos por el sol, recordando el negocio que una vez floreció en esos lugares. Este proceso de decadencia parece ser una lenta extinción de la antigua Pequeña Haití, una tendencia que se ha intensificado en los últimos años.

Botánica en Miami

Con la vorágine de los precios en Miami cada vez quedan menos botánicas (tiendas espirituales) haitianas.

Francois Alexandre, activista local comprometido en preservar la identidad haitiana del barrio, destaca que muchos residentes están siendo desplazados debido al aumento de los costos de alquiler o porque los nuevos propietarios tienen planes diferentes para las propiedades. Mientras algunos, como Frantz Lahans, enfrentan desalojos, otros abandonan voluntariamente la zona en busca de mejores oportunidades laborales en lugares como North Miami o el condado de Broward.

Sin embargo, Peter Ehrlich, empresario estadounidense que ha invertido en terrenos y propiedades en Little Haiti desde 1994, sostiene que los haitianos no están siendo expulsados por inversionistas ni por el reciente aumento en los precios de las propiedades. Argumenta que la población local ha carecido de inversiones para mejorar su propio vecindario, y la migración de haitianos hacia otras zonas se debe a la búsqueda de empleos más favorables.

Aunque algunas calles de la Pequeña Haití parecen abandonadas, otras ya albergan edificios de uso comercial, utilizados como depósitos u oficinas, que carecen de identificación visible. Aunque el dinero está invertido en la zona, no se refleja en la apariencia del lugar, y los precios de las propiedades están alcanzando cifras astronómicas, en paralelo al desarrollo del proyecto Magic City.

 

Los latinos y el futuro de Reina

Estos cambios impactan a todos los residentes del vecindario, afectando de manera adversa a aquellos que siempre han optado por el alquiler y de manera beneficiosa a aquellos que en algún momento realizaron compras inmobiliarias.

Dentro de la población local, que comprende aproximadamente el 20% de latinos, se encuentra Reina Cartagena, una emprendedora de ascendencia hondureña que, junto a su familia, ha gestionado exitosamente el restaurante Adelita’s, reconocido entre la comunidad latinoamericana del área. El negocio de Reina prospera, especialmente durante el desayuno y el almuerzo, momentos en los que las mesas suelen estar ocupadas.

El restaurante es conocido por ofrecer carne asada, pupusas con queso y las célebres baleadas (con frijoles, queso, crema, huevo y carne), a precios asequibles dadas las elevadas condiciones de vida en Miami.

Upper East Side, Miami.

En Miami la riqueza y la pobreza coexisten a pocas cuadras de distancia.

Sin embargo, la continuidad del restaurante podría verse afectada al finalizar su contrato de alquiler. En medio de la incertidumbre, Reina y su familia decidieron diversificar sus fuentes de ingresos abriendo otro negocio dedicado a la venta de productos del mar en un mercado local de la Pequeña Haití. Además, Reina enfrenta la inseguridad respecto a si permanecerá en su departamento en la zona, ya que en el último año el costo del alquiler se incrementó casi al doble.

A pesar de la incertidumbre, Reina y su familia no temen a los cambios, ya que, a lo largo de los años, se han reinventado en varias ocasiones.

La vorágine de los precios en Miami

La Pequeña Haití se ha convertido en la más reciente incorporación a la fiebre inmobiliaria que ha sacudido a Miami, la tercera ciudad del mundo con los precios de propiedades más “sobrevalorados”, según una clasificación del banco suizo UBS, ubicándose detrás de Zurich y Tokio.

El rápido aumento en los precios de las propiedades tras la pandemia, acentuando una tendencia que ya venía de años anteriores, ha transformado al barrio en una suerte de enclave rodeado de opulencia. En una ciudad en auge donde el dinero atrae más dinero, algunas empresas, como el fondo de inversiones y servicios financieros Citadel del multimillonario Ken Griffin, están trasladando sus operaciones desde Nueva York o Chicago a Miami, contribuyendo a este cambio.

Mural en Chef Creole

Un mural en el restaurante Chef Creole habla del “sueño americano” de los haitianos.

Aunque simbólica, la llegada de multimillonarios como Jeff Bezos, el tercer hombre más rico del mundo, que este año adquirió una mansión en la isla privada Indian Creek Village, según Bloomberg, o del futbolista argentino Lionel Messi, confirma y personifica esta tendencia. A pesar de que Bezos no está trasladando la sede central de sus negocios a la ciudad, el hecho de establecer una residencia en Miami es visto como un impulso para la campaña publicitaria que busca posicionar a Miami como un nuevo centro financiero, además de su tradicional atractivo turístico.

Como resultado, los precios de las viviendas en Miami han experimentado un incremento que ha afectado a todos los sectores, incluyendo las casas y apartamentos de la clase media y los sectores más vulnerables de barrios como la Pequeña Haití. Según un análisis del centro de estudios Brookings Institution, basado en datos de la Oficina del Censo de Estados Unidos, alrededor de 80,000 personas abandonaron el condado de Miami-Dade entre 2020 y 2022, presumiblemente por motivos económicos.

Mural en Little Haiti

Los cambios en la pequeña Haití parecen imparables.

Este éxodo, considerado por expertos como la primera gran pérdida de habitantes desde 1970, contrasta con la continua atracción de la ciudad para los superricos, que adquieren propiedades frente al mar donde pueden anclar sus yates. A pesar de las preocupaciones sobre el aumento del nivel del mar y los posibles impactos del cambio climático, estos compradores adinerados no parecen inquietarse, mientras que algunos expertos advierten que, en el futuro, áreas un poco más elevadas de la ciudad, como la Pequeña Haití, podrían volverse aún más atractivas para los inversores. En esta perspectiva, si el suelo que ocupa actualmente el barrio es una mina de oro, en el futuro podría llegar a ser tan exclusivo como otras zonas circundantes de Miami.

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