El viaje de numerosos migrantes que parten en una lancha desde la costa africana hacia las islas Canarias puede convertirse en tragedia debido a fallos en el motor o la falta de combustible.
Helena Maleno, portavoz de Caminando Fronteras, un colectivo que monitorea rutas migratorias, señala que, aunque no es frecuente, algunos migrantes han llegado al Caribe en los últimos cinco años. Entre 2018 y 2022, desaparecieron 244 embarcaciones, principalmente en la ruta Atlántica, donde el peligro aumenta al alejarse de las patrullas costeras.
El destino más occidental alcanzable en estas travesías es la isla de El Hierro, más allá de la cual se encuentran 4,500 kilómetros de océano sin tierra a la vista, lo que resulta casi siempre en tragedias fatales.
Maleno destaca que muchas embarcaciones, especialmente las provenientes de Senegal y Gambia, son de pescadores familiarizados con la costa pero no con el alto mar. La militarización de la zona costera y la presencia de autoridades lleva a algunos migrantes a aventurarse en el Atlántico, enfrentándose a peligros significativos.
Un caso emblemático ocurrió en 2021, cuando una embarcación llegó a Tobago con quince cadáveres casi reducidos a esqueletos, registrada en Mauritania, a 4,800 km de distancia, seis meses después de partir.
La ruta a Canarias es larga, y las embarcaciones, muchas de ellas de madera, desaparecen al adentrarse en el Atlántico, donde las corrientes y las condiciones meteorológicas pueden ser adversas. Silvia Cruz Orán del Proyecto Migrantes Desaparecidos de la Cruz Roja subraya que los problemas con las embarcaciones son más comunes de lo que se piensa, ya que el Atlántico presenta corrientes fuertes y condiciones meteorológicas impredecibles, llevando a embarcaciones, no solo de migrantes, sino también de pescadores locales, a perderse y llegar a lugares remotos como el Caribe.
Qué es la corriente canaria
La corriente de las Islas Canarias, ubicada en el océano Atlántico, es una corriente costera que transporta aguas extremadamente frías. Se sitúa entre la costa noroeste de África y la corriente atlántica del Norte.
Esta corriente recorre las Islas Canarias, sigue la costa africana y se separa al llegar a Cabo Verde. Desde allí, se dirige hacia el Caribe, y la corriente del Golfo, que proviene del Caribe, se desplaza nuevamente hacia Europa, formando un ciclo que regresa a las Islas Canarias.
Según Jesús Alarcón Prieto, ingeniero naval de la Escuela de Ingenieros Navales de la Universidad Politécnica de Madrid, en Canarias se mezclan aguas frías del norte de Europa, del Mediterráneo y de la corriente del Golfo enfriada, creando la corriente canaria que desciende nuevamente hacia Canarias.
Alonso Hernández Guerra, catedrático de Oceanografía Física, explica que los vientos predominantes en la corriente canaria son de oeste, lo que significa que si un barco se queda sin motor, la corriente y el viento lo desplazarán hacia América, llevando a menudo a la aparición de cayucos en el Caribe.
Hernández Guerra destaca que esta corriente y vientos alisios, que soplan regularmente de este a oeste, son estables durante la mayor parte del año, excepto en septiembre y octubre, cuando se experimenta un período de calma en las Islas Canarias.
La contracorriente de Canarias, que se produce entre Lanzarote y La Palma, fluye hacia el sur, pero entre las islas y la costa africana, se dirige hacia el norte en septiembre y octubre, facilitando el viaje de pateras cercanas a la costa africana hacia las islas.
En estos meses, la ausencia de viento y la contracorriente favorecen la llegada de migrantes a las Islas Canarias. La crisis en Senegal ha llevado a cientos de senegaleses a embarcarse, resultando en un aumento significativo de llegadas en octubre pasado. En 2022, 1.784 personas desaparecieron o fallecieron intentando llegar a Canarias, según datos de Caminando Fronteras.
“Los caminos del mar”
Las embarcaciones comerciales y buques mercantes aprovechan las corrientes marítimas en sus trayectos para aumentar su velocidad y reducir el consumo de combustible, según Alarcón Prieto, quien trabajó durante 25 años como Lloyds Agent y P&I Correspondent en las Islas Canarias y Territorios Españoles en el Norte de África.
Los migrantes han descubierto que trazando una ruta en línea recta desde el norte de Senegal, pueden dirigirse directamente hacia El Hierro, pero esta estrategia presenta riesgos, especialmente en caso de una avería. Al alejarse de la corriente canaria hacia el oeste, los barcos con migrantes se adentran en una zona de poco tráfico marítimo, alejada de las rutas convencionales de buques mercantes que se desplazan más cerca de la costa africana.
Alarcón Prieto señala que las corrientes marítimas seguidas por los navegadores crean una región, que incluye el triángulo de las Bermudas y la zona de calma y mar de los Sargazos, atravesando el Atlántico. La corriente canaria, con un ancho de 1,000 km desde la costa, alberga la zona de los Sargazos, un área desafiante con escaso tráfico marítimo.
En ocasiones, se encuentran barcos con migrantes en mitad del Atlántico, fuera de las rutas convencionales, lo que lleva a la instrucción de permanecer cerca y alerta hasta que llegue el rescate para evitar situaciones peligrosas, aunque estas situaciones son relativamente infrecuentes, con encuentros que se producen aproximadamente una vez al año o cada cuatro o cinco meses.
Además del riesgo de terminar en la zona de calma, Alarcón Prieto destaca la presencia de vórtices de Karman, remolinos nubosos alrededor de las islas, que pueden alcanzar diámetros de hasta 100 y 200 km. Estos vórtices pueden desplazar la embarcación hacia ubicaciones impredecibles, desde la costa hasta el centro del Atlántico.
Estos son algunos de los considerables peligros que enfrentan los migrantes que intentan llegar a las Islas Canarias.
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