El elefante asiático Big Boy –que vivió cinco años encadenado de sus patas bajo la carpa de un circo–, se convirtió en el primer inquilino y embajador del santuario Ostok Animal Protection & Sanctuary, que abrió sus puertas este lunes, en la localidad de la Campana en Culiacán, Sinaloa, para albergar a animales silvestres rescatados del tráfico ilegal de especies, caza furtiva y abandono.
El presidente de la Asociación de Zoológicos, Criaderos y Acuarios de México (AZCARM), Ernesto Zazueta, y el ambientalista Arturo Islas Allende, unieron su experiencia para poner en marcha el proyecto cuya misión es ser una esperanza de vida para ejemplares rescatados maltratados, lastimados y lesionados que requieren de cuidados humanos, pero de un hogar lo más parecido posible a sus hábitats naturales para poder sobrevivir y conservar sus especies.
“Nos encontramos en una situación muy, muy crítica. En los últimos 30 años hemos perdido el 40 por ciento de toda la fauna que había en nuestro país, y 30 por ciento se encuentra en peligro de extinción. No obstante, los últimos gobiernos han incrementado los mega proyectos de urbanización que invaden y acaban con el hogar de cientos de miles de animales, y a su vez han reducido el presupuesto destinado al medio ambiente provocando la desprotección de la gran mayoría de las Áreas Naturales Protegidas y el desamparo de nuestra fauna silvestre”, alertó Zazueta.
Añadió que la falta de presupuesto para la protección de fauna ya provocó la desaparición de los Centros para la Conservación e Investigación de la Vida Silvestre (CIVS) que es en donde se albergaba a miles de ejemplares rescatados alrededor de toda la república, por lo que en la actualidad los únicos refugios para estos ejemplares son las instituciones zoológicas del país.
“Actualmente en los zoológicos, criaderos y acuarios miembros de la AZCARM alojamos a alrededor de 15 mil ejemplares rescatados del tráfico y/o posesión ilegal, de atropellamientos, varamientos, del abandono y de diversas acciones humanas que han puesto su vida en riesgo. Pero ya no nos damos abasto, y es que darle un hogar a animales silvestres rescatados por las autoridades y por asociaciones civiles como nosotros requiere de muchos recursos humanos, de mucho dinero y por supuesto de espacios adecuados. Y lograr todo esto, sin ayuda del gobierno, ha sido una tarea titánica, una labor muy noble que diariamente reconozco y agradezco a todos mis compañeros y colegas de la AZCARM”.
Ante esta imperiosa necesidad de más refugios para la fauna silvestre rescatada en México, Ernesto Zazueta y Arturo Islas Allende, con la colaboración de expertos en la materia y con una inversión inicial de 6 millones de pesos y de muchas semanas de trabajo, lograron que el Santuario Ostok hoy sea una realidad; un espacio 100 por ciento natural de 22 hectáreas, que pueden extenderse hasta 300, en el que muchos animales como Big Boy vivirán en condiciones ambientales y climatológicas adecuadas, y con todos los cuidados necesarios a cargo de verdaderos especialistas en fauna silvestre para garantizaran su bienestar.
Fuente: Milenio
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