El sueño es una parte imprescindible de la vida, pero su función y estructura varían con la edad. Un cambio fundamental se produce hacia los dos años y medio, cuando el propósito principal deja de ser la construcción del cerebro para dedicarse a su mantenimiento y reparación.
Un estudio que publica hoy Science Advance firmado por científicos estadunidenses indica que, antes de esa edad, el cerebro crece con mucha rapidez y durante la fase REM (cuando se producen los sueños más vívidos y es más profundo) el joven cerebro está ocupado construyendo y fortaleciendo las conexiones neuronales.
El sueño en fase REM, señala el estudio, es el principal responsable de la reorganización y aprendizaje que domina el desarrollo temprano, mientras que el no REM se encarga de la reparación diaria que ocurre a lo largo de la vida.
De la construcción a la reparación del cerebro
A partir de los dos años y medio, el propósito principal del sueño pasa a ser el mantenimiento y reparación del cerebro, un papel que mantiene durante el resto de la vida.
Durante las horas de vigilia (cuando se está despierto, especialmente en las horas destinadas al sueño) se producen de forma natural una cierta cantidad de daños neurológicos y los desechos resultantes, entre ellos genes y proteínas dañados en las neuronas, pueden acumularse y causar enfermedades, pero el sueño ayuda a reparar y limpiar esos daños.
El equipo de investigación, liderado por Van Savage, de la Universidad de California, realizó el análisis estadístico más completo del sueño hasta la fecha, utilizando datos de más de 60 estudios en seres humanos y otros mamíferos.
Los datos señalan que todas las especies experimentan una drástica disminución del sueño REM al alcanzar el equivalente en desarrollo humano de unos dos años y medio de edad.
Mientras que los recién nacidos pasan alrededor de la mitad de su tiempo de sueño en la fase REM, a los diez años se reduce al 25 por ciento y a los 50 años es solo del 15 por ciento.
¿El sueño es “milagroso”?
La caída significativa de la fase REM a los dos años y medio ocurre justo cuando ocurre el mayor cambio en la función del sueño, destacó otra de los autores Gina Poe, también de la UCLA.
“El sueño es tan importante como la comida” -dijo Poe- y es “milagroso” lo bien que se ajusta a las necesidades de nuestro sistema nervioso. “Desde las medusas hasta las aves y las ballenas, todo el mundo duerme, pero mientras dormimos, nuestros cerebros no descansan”.
Savage resumió diciendo que los humanos duermen menos, en parte, porque ya no necesitan formar tantas conexiones neuronales nuevas. Este punto de transición no había sido señalado antes, “pero podría tener importantes implicaciones para el desarrollo”.
Fuente: Milenio
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