La propagación del cáncer de páncreas podría reducirse gracias a un nuevo medicamento que demostró la posibilidad de controlar el progreso de la enfermedad.
El estudio señaló que un tercio de los pacientes que recibieron la nueva medicina ya han superado los dos años de supervivencia, destacó una investigadora.
El ensayo analizó específicamente a pacientes con mutaciones del gen BRCA, unas mutaciones que son hereditarias y se sabe que aumentan las posibilidades de contraer cáncer de páncreas, ovario, próstata y mama. La mutación afecta la capacidad del cuerpo para reparar el ADN dañado, lo que puede deberse a factores que van desde el exceso de luz solar hasta la exposición al asbesto.
“Las células normales pueden ser capaces de repararlo, pero las células que tienen la mutación no lo pueden hacer, y luego comienzan a crecer anormalmente porque están dañadas en su ADN”, dijo la autora principal del estudio, Hedy Kindler, oncóloga en la University of Chicago Medical Center.
El ensayo se realizó sobre más de tres mil 300 personas con cáncer de páncreas, identificando a alrededor de 250 con el gen defectuoso. Un grupo, elegido al azar, recibió el medicamento conocido como olaparib y otro un placebo.
“Entre los pacientes cuyo tumor se contrajo con el olaparib, aproximadamente una cuarta parte del total, la contracción se mantuvo por más de dos años”, agregó Kindler, quien presentó los hallazgos del estudio en la reunión anual de la Sociedad Estadunidense de Oncología Clínica. Suzanne Cole, oncóloga del Southwestern Medical Center, que no participó en el estudio, dijo que esta investigación representaba un “gran paso adelante para los pacientes con cáncer de páncreas metastásico”.
Añadió que ahora que se había identificado la eficacia del medicamento, era importante que los médicos examinaran a los pacientes para detectar la mutación a fin de identificar a quienes podrían beneficiarse de la terapia.
Kindler citó el caso de un paciente que vio morir a su hermano antes de saber que padecía el mismo tipo de cáncer. Se encontró que tenía la mutación BRCA y se lo incluyó en el ensayo. “Cada vez que le hacemos una tomografía computarizada, su tumor se reduce”, dijo Kindler. “Toma una píldora dos veces al día, y dos años y medio más tarde todavía anda por ahí. Lleva una vida normal”.
Fuente: Milenio
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