La rivalidad de Querétaro con el America ha crecido de una manera sorprendente en los últimos años… y como olvidar esa paternidad por parte de los Gallos durante algunos torneos.
Es una rivalidad que se refleja desde el boletaje para los juegos en el Corregidora, días de filas inmensas, de personas que acampan a las afueras del estadio para adquirir sus boletos.
La visita de un llamado grande como el America siempre agota las entradas, se acaban desde días antes. Cuando vienen las Águilas las tribunas se pintan de amarillo y albiazules, incluso divide los corazones de muchos.
Lamentablemente es una rivalidad que no solo se da en la cancha, también fuera de ella.
Es una pasión que en muchas ocasiones no se sabe sobre llevar.
Pero ya en la cancha fue un juego trabado, luchado, con mucho choque que generó faltas seguidas a lo largo del partido.
Un duelo de poder a poder, donde el Águila emprendía el vuelo con un gran remate de cabeza de Oribe Peralta para irse al frente en el marcador y poner la presión de lado de los de casa que venían con una mala racha de dos derrotas.
La lucha continuó y se peleaba en cada jugada durante los minutos restantes.
El Gallo sacó la cresta presionando al rival, hizo cambios de jugadores, recuperando esa mentalidad y hambre de buscar el resultado hasta que Sanvezzo los puso de nuevo en el partido con un remate de cabeza difícil para Marchesin.
El equipo queretano no ganó y se van con esa espina de haber podido sacar el resultado, sin embargo les deja a sus aficionados y al equipo un margen positivo, donde vuelven a dejar el alma en la cancha, siendo Gallos Blancos de pelea siendo fuertes en casa y que le pueden competir a cualquiera.
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